Estos ecosistemas permiten a los distintos actores de la cadena de valor automotriz (distribuidoras de vehículos o concesionarios, patios de autos, proveedores de repuestos y servicios automotrices, aseguradoras, financieras, compañías de seguridad, operadoras celulares, entre otros), articularse y generar un entorno donde todos reciben beneficios y aportan valor agregado para el cliente final.

Brindando a los clientes experiencias únicas mediante el uso de nuevas tecnologías y a través de la provisión de información valiosa acerca del estado o el uso de su vehículo. Los ecosistemas funcionan como engranajes que transforman la relación tradicional con un vehículo en una interacción diaria y dinámica, generando mayor empatía con los servicios prestados alrededor del mismo.